Joaquín Lavín, el regreso del coolhunter de la política
Hace 20 años casi llega a La Moneda. Ahora, como el político mejor evaluado en las encuestas, redefine los límites del municipio y de su sector.
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Es un cazador de tendencias, una especie de coolhunter de la política chilena. Huele las demandas ciudadanas y se anticipa.
En los noventa, Joaquín Lavín desde Las Condes se percató de que la ciudadanía quería menos liderazgos verticales y mayor acción, que le resolvieran sus problemas cotidianos. En medio del gobierno de Frei, marcado por tanto viaje internacional, el alcalde regresó a las calles. Fue el debut nacional del cosismo: del bombardeo a las nubes para hacer llover y de la despolitización, que no caía demasiado bien ni en una UDI dogmática ni tampoco en Pinochet, que nunca lo “tragó” del todo. A punta de polaroid y de un uso inteligente de la TV –en una época en que la TV reinaba–, jugó un papel fundamental para el gremialismo en la parlamentaria de 1997 y estuvo a un voto por mesa de Lagos en la primera vuelta de 1999.
A 20 años de aquella cruzada –una campaña en la que prácticamente empató a una poderosa Concertación–, Lavín nuevamente desde Las Condes redefine los límites de su municipio y de su sector político. Con Twitter como herramienta fundamental para la conexión sistemática con los ciudadanos, el alcalde intenta leer los desafíos emergentes de una sociedad diferente. Como antaño, se ayuda del cosismo: en medio de las nevadas de 2017, trasmitió en vivo sus alegatos contra Enel, armó albergues para perros y trasladó a vecinos a alojar al hotel Ritz. Pero este Lavín parece superar el cosismo del antiguo Lavín con nuevo contenido. Con las viviendas sociales en la rotonda Atenas ha levantado la bandera de la integración social que en otros tiempos la centroizquierda consideraba propia. Abre y lidera un debate central.
En este y otros asuntos consigue adhesiones que traspasan los límites de la derecha. La cantante Denisse Malebrán, excolaboradora de Sebastián Dávalos en La Moneda, por ejemplo, en junio se declaró su fan en Twitter a propósito del rescate de una mascota. El Gobierno lo apoya: esta semana el ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg (RN), le entregó un respaldo público a su proyecto de la rotonda Atenas. Su propio sector tiene esperanzas: “Lavín está en el proceso de darle contenido a una nueva UDI Popular”, escribió el exdiputado Ernesto Silva en El Líbero.
Pero, ¿adónde mira Lavín? Siempre confiesa que le encanta ser alcalde, pero es un político. Está concentrado en hacer una brillante gestión en Las Condes, donde podría reelegirse en las elecciones de 2020. En su círculo, sin embargo, aseguran que sabe lo que otra vez se está generando a nivel nacional con su figura y que Lavín nunca se ha restado de un desafío electoral. ¿Gobernador regional de la metropolitana en las primeras elecciones populares de ese cargo en 2020? Lavín ya lo tendría descartado. ¿Presidenciales 2021? El desafío sobrevuela al alcalde, que según la encuesta Cadem es el político con mejor evaluación (72% versus 62% del presidente del PPD, Heraldo Muñoz). Lidera en la derecha, en el centro y entre los independientes.
En los noventa tenía locos a sus rivales políticos con el uso de las polaroid, una marca que llegó a premiarlo. Lavín se vistió de aymara en el norte y de pescador en el sur. Era un asunto comunicacional, pero en paralelo le gustaba nutrir su discurso: en su Caminata por el Cambio, en junio de 1999, recorrió el país alojándose en poblaciones para saber lo que realmente le preocupaba a la gente.
Ahora utiliza Twitter, al que le dedica tres horas diarias. “Contesta, saluda, arregla problemas, da la cara y explica en tiempo real. No hay otro político en Chile que ocupe la red social como Lavín”, señala Manu Chatlani, director de Jelly, agencia digital que hizo un seguimiento de su cuenta a propósito de las nevadas de 2017. En junio pasado, relata, las menciones de @LavinJoaquin fueron 69.980, mientras que @Alexis_Sanchez, 10.685. El alcance de las menciones de Lavín en un mes supera los 116 millones de personas. “Equivale a que cada usuario de Twitter en Chile esté expuesto más de 23 veces a mensajes donde aparecía Lavín”, explica Chatlani.
A diferencia de 1999 y 2005, la derecha enfrentará la próxima presidencial desde el gobierno, con un presidente deseoso de darle continuidad a un proyecto político que pone especial atención en los grupos medios, en sintonía con el discurso social de Lavín. Varios hay en competencia –JA Kast, Ossandón, Moreno, entre otros–, pero a juzgar por las encuestas, el alcalde de Las Condes se encuentra en la posición expectante. Para la UDI –donde hace 20 años resistían su estilo– es una carta interesante: no tienen candidato, no tienen a nadie bien evaluado.